
La
historia de su origen viene de Asia Menor y norte de Egipto, cerca del Río Nilo, en Europa llegaron hace 300 años, traídos por los viajeros que venían de oriente. Al cruzarse la raza de pelo largo con los gatos de Irán (Persia) pasaron a llamarse gatos persas. Se cree que el que los trajo a Europa fue el viajero italiano Prietro della Valle, que vivió en Persia en los años
1617 a 1621. Dichos
gatos eran obsequiados a la nobleza, de ahí que se transformaron en gatos aristocráticos. La reina Victoria de Inglaterra tenía gatos de ésta raza, los mostraba muy orgullosa.
Los
gatos Persas actuales tienen diferencia con los originarios, los actuales tienen los ojos más grandes, narices pequeñas, se les suele decir cara de muñecas por su parecido con éstas.
Son de carácter tranquilo, se les apoda
tigres de sofá, les gusta dormir y descansar.
Tienen pocas crías dos o tres y su crianza es difícil, se separan de la madre a los dos o tres meses. Requieren mucha atención por parte de los dueños. El
gato persa, se asocia con el poder, por eso se dice que es un gato doméstico de lujo.
Pesan entre 9 y
12 kg., su aspecto es de mediano a grande, son anchos. Los colores van desde el blanco como la nieve hasta el marrón manchado y gris. El color de los ojos depende del color del pelaje pueden ser de varios colores. Se llevan muy bien con otros
gatos o perros, quieren mucho a los niños, son afectuosos, callados, sus maullidos
suaves casi no se oyen. No les gusta trepar, prefieren estar en lugar firme, buscan tener un lugar propio su favorito. Es un
gato casero, no te arrepentirás de tenerlo como mascota.
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